20 abr 2011
Osvaldo Miranda
Nacido en Villa Crespo e hincha fanático de Atlanta (de hecho, hace unos años fue nombrado "el hincha más famoso" del club), había iniciado su carrera artística como cantante de tangos.
Durante décadas animó las pantallas locales, como protagonista de filmes como Los muchachos de antes no usaban gomina, y de programas perdurables de la TV, como La nena y Mi cuñado.
Trabajó con artistas de la talla de Niní Marshall, Luis Sandrini, Ernesto Bianco, Blackie, Irma Córdoba y Enrique Santos Discépolo, entre muchos otros.
En su carrera cinematográfica puso su firma a películas como Cándida millonaria (1941), Navidad de los pobres (1947), Corrientes... calle de ensueños (1948), Esposa último modelo (1950, junto a Mirtha Legrand), La pícara soñadora (1951, también con Legrand), Las pirañas (1967), y Un muchacho como yo (1968).
También brilló en teatro, en más de 50 obras. Y en la televisión impuso su rol de comediante. Su primer trabajo fue en Canal 7, en Comedia de bolsillo, y luego llegarían Tropicana, Mi marido y mi padrino, y su inolvidable interpretación como padre de Marilina Ross en la famosa La nena, que duró cinco temporadas. Después encaró otro éxito, Mi cuñado, de la cual Luis Brandoni y Ricardo Darín realizarían una remake en los años 90.
"La verdad mi trayectoria no puede ser más linda, porque empecé bien desde abajo. La primera vez que figuré en un programa de teatro lo único que estaba abajo de mi nombre era la palabra "Imprenta"", dijo cuando recibió el premio Clarín Espectáculos a la Trayectoria en 2007.
Con esa lucidez llegó hasta el final de su vida. Una vida que quedó grabada a fuego en la historia de la TV y el cine argentinos.
18 abr 2011
Verano 2011: Colores ácidos, frente a tonos naturales
Colores ácidos, frente a tonos naturales, el clásico negro frente a novedosos dorados. Contraposición de tonos para adornar las sandalias más vanguardistas son las notas predominantes de la colección Primavera-Verano 2011 de Jaime Mascaró. Propuesats arriesgadas, llamativas y extremadamente sofisticadas.
Podrás encontrar de todo, desde estructuras totalmente planas a los tacones mas altos y
plataformas bicolor, mis preferidas, ideales para acompañar los looks más veraniegos, tanto a orillas de la playa como en las noches más especiales.
Arco iris
El color se convierte en el protagonista absoluto del verano y Mascaró lo presenta en todas sus posibilidades. Naranja, amarillo, fucsia o rojo, perfectos para acompañar los vaporosos diseños estivales, los mini-vestidos más sexys para las salidas con amigas y las fiestas más estilosas. Y por supuesto con jeans, lucirás perfecta.
via trendencias
17 abr 2011
Honne y Tatemae
Honne y Tatemae son dos términos importantes para entender el comportamiento de los japoneses en la sociedad. Honne se podría definir como los deseos, opiniones y verdaderos pensamientos que tiene cada individuo, mientras que Tatemae se refiere a las obligaciones sociales y nuestras opiniones adaptadas conforme al pensamiento de la sociedad en general.
El Tatemae se manifiesta cuando las palabras y las intenciones verdaderas no coinciden totalmente. Lo expresado en palabras por el individuo es el Tatemae, y lo que realmente piensa es el Honne. Esto se puede encontrar en todos los países del mundo, lo podríamos denominar algo así como “hipocresía” haciendo una traducción muy muy bestia. Pero en Japón es algo que se usa a diario y no tiene un sentido negativo, al contrario, está considerado una virtud saber expresar el Tatemae y el Honne en las ocasiones adecuadas.
Desde el punto de vista occidental, ocultar la verdad puede estar mal visto. Pero en Japón es muy importante mantener la armonía, por eso no se suelen expresar los pensamientos verdaderos (Honne) de forma directa por miedo a herir los sentimientos de los demás. Digamos que el Tatemae se usa como lubricante en las relaciones entre personas. También se usa siempre en las empresas, donde hay que seguir los protocolos establecidos.
Supongamos que nos invitan a tomar café a una casa japonesa y al final de la tarde nos preguntan ¿Te gustaría quedarte a cenar? (Esto es Tatemae, es algo que debemos hacer siempre por obligación), la contestación debería ser algo como No tengo hambre, gracias. Este a nuestros ojos puede parecer realmente estúpido y confuso pero así es como funciona Japón. Para los extranjeros que viven en Japón es bastante complicado entender lo que realmente te quiere decir un japonés. Otro ejemplo, sería cuando vas a comprar un tícket y no quedan plazas. El dependiente/a no te contestará directamente diciéndote “No quedan tickets”, lo más seguro es que te haga esperar, hará como que busca algo con el ordenador, empezará a poner caras raras y a decir “chotto” (Una palabra japonesa realmente “misteriosa” a la que dedicaré otro post), podría incluso ir a consultar con su jefe etc. Para al final, después de sentir como has perdido tu tiempo allí esperando, te dicen algo así como “es complicado encontrar plazas… chotto…”; esto es el Tatemae de las narices en acción.
El Honne se suele manifestar entre amigos fuera de la empresa, existe incluso un tipo de fiestas conocidas como nomikai donde los compañeros de trabajo van a charlar, comer y beber a un izagaya (Bar tradicional japonés). En estas ocasiones se supone que tienes que manifestar tu Honne, hablar sobre tus problemas en el trabajo, en la familia etc, para que tus compañeros de ayuden. Es el momento de meterse con el jefe o con el pesado del departamento vecino. Digamos que el alcohol es un elemento muy importante para pasar del modo Tatemae al modo Honne. Por eso yo siempre digo que un japonés/sa que ha bebido un par de cervezas es TOTALMENTE diferente a uno totalmente sobrio. El ejemplo más bestia que he vivido fue cuando fui con un jefe muy serio que apenas conocía de mi departamento vecino a un nomikai. Todo muy formal y tenso hasta que se tomó un par de cervezas y me empezó a contar que se había divorciado el último fin de semana, como si yo fuera su amigo de toda la vida! Buff, en ese momento recordé todos los libros de cultura japonesa que leído para saber que hacer y decir a continuación
via: .kirainet.
Soto – 外 / Uchi – 内
En el pensamiento japonés hay una gran diferencia en el modo de tratar a la gente que está dentro de tu círculo interno familiar y amigos (Uchi – 内) y la forma de tratar a la gente ajena (Soto – 外). Esta diferenciación la podemos encontrar en todo el mundo, realmente no tratamos igual con nuestra gente íntima día a día que con otros que no conocemos tanto. Por ejemplo, ¿no habéis notado que en nuestra sociedad es difícil entrar en un grupo de amigos si llegamos los últimos? Aun así, hacemos lo posible por integrar a la gente etc. En Japón la cosa está mucho más jodida, entrar en un grupo al que no perteneces, aunque pongas todo tu empeño, si no te aceptan es imposible. Veamos más en concreto los detalles de esta fuerte dicotomía entre Uchi y Soto.
Antiguamente en la vida japonesa giraba en torno al sistema Ie (家), es decir, entorno a nuestra casa, nuestro hogar, nuestra família. El jefe de família solía ser el hombre más mayor, tenía la responsabilidad de dirigir y mantener a todos los de casa en armonía. Conforme los miembros de la família iban casándose con otros miembros de otras famílias, se iban ampliando las ramas del grupo Uchi familiar. Digamos, por ejemplo, que una hija no podría casarse con alguien de una família totalmente ajena.
Otra consecuencia muy importante es que las opiniones individuales no tenían valor, todos los miembros de la família debían considerar la armonía de la família ante todo. Esto sigue presente hoy en día, y es una de las razones por las que las empresas japonesas se consideran como unas de las más lentas del mundo, TODOS tienen que ponerse de acuerdo antes de hacer algo. Lo bueno de este sistema tan democrático es que normalmente al final las decisiones son correctas y además los trabajadores no suelen montar huelgas. Un ejemplo, de hasta que punto puede llegar a ser exagerado el tema de que todos los miembros de Uchi deben de estar de acuerdo, sería cuando a un compañero mio se le rompió el lector de CD del ordenadore. Uno se tiró media hora analizando si realmente estaba roto, luego se reunieron cuatro a hablar, y al final ¡¡decidieron cambiar el lector de CD!! Aunque también decidieron pedir más lectores de repuesto y probar otras marcas para luego no tener problemas etc. Es decir, ante un problema, por nimio que sea todos los miembros de Uchi deben de estar de acuerdo en como proceder y se toman todas las medidas necesarias para intentar que no vuelva a ocurrir.
Los niveles y diferencia entre Uchi y Soto realmente se pueden difuminar bastante. En el primer nivel de Uchi estaría nuestra família, luego famílias “conectadas”, luego los amigos, luego nuestra empresa, y al final del todo estaría el país Japonés en si mismo. Por ejemplo, los extranjeros allí somos lo más Soto posible, por eso dicen que aunque lleves muchos años en Japón siempre te tratarán como a un “gaijin”. Te seguirán tratando como Soto simplemente porque inconscientemente piensan que eres una especie de amenaza para la armonía de su Uchi. Es una de las razones por las que Japón es un país tan cerrado, seguramente sea el país avanzado con menos inmigración, aunque últimamente están abriendo más las puertas. La minoría más grande en Japón son los Coreanos, cuyos problemas para integrarse en la sociedad japonesa podéis ver en la película Go.
Que te traten como Soto, no significa tratar mal. Seguramente traten mucho mejor de lo que te tratan aquí tus amigos el problema es que notas como si hubiera una barrera. Por ejemplo, el uso del lenguaje es un gran indicador para ver si vas entrando en su grupo Uchi, y hay otros indicadores dentro del lenguaje no verbal que también dan pistas sobre ello.
Dicen que conseguir amigos japoneses es difícil, pero si consigues uno será un GRAN amigo que nunca te fallará. Pensad que él siempre cuidará para que haya armonía dentro del Uchi. Los que tengan algún amigo japonés lo podrán confirmar. Seguro que ahora muchos están pensando en términos de Uchi y Soto respecto a sus amistades y conocidos, estás convirtiendo en japoneses
via @libreros