La edición británica de la revista masculina
GQ enseñaba la patita de su número de septiembre:
en portada, los machotes que integran el quinteto One Direction. Lo que en principio parecía una fiesta para los seguidores de Harry, Liam, Louis, Niall y Zaryn acabó convirtiéndose en una batalla virtual en la que sobrevolaron espadas, cuchillos y amenazas de muerte por doquier.
Titulares aparentemente inofensivos como "Harry no se va a la cama hasta que triunfa" o "Zaryn se pavonea" fueron los detonantes de un vade retro generalizado contra la publicación."Las imágenes de GQ dan ganas de apuñalarse el útero", aseguraba una fan algo drástica. Peccata minuta si lo comparamos con lo dicho por otra de la misma cuerda:
"Voy a mutilar vuestras vergüenzas, alimentar con ellas a mi perro y quemar vuestro cuerpo en mi infierno". Y bla, bla, bla.
Al parecer, algunos seguidores de la
boy band más famosa del mundo no entendieron la retranca y la mala leche habituales en la revista. El batallón que suele defender a este y otros iconos de la cultura pop adolece de falta de voluntad autocrítica, pero tampoco se pueden pedir peras al olmo.
Los fans más acérrimos, sobre todo a ciertas edades, tienden a desconfiar de todo lo que no huela a hagiografía. Frente a los
directioners, los
beliebers (fans de Justin Bieber) y los
swifties (por Taylor Swift) también se afanan en supervisar todo lo que sale en internet. Estos últimos sacaron pecho cuando hace dos meses la firma Abercrombie & Fitch puso a la venta camisetas con
una letanía que se repitió en millones de diseños:
# more boyfriends than t.s., en referencia a la agitada vida sentimental de la cantante. ¿Solución? La petición de rigor en
change.org, un bombardeo al departamento de atención al cliente de la marca, y problema resuelto. La camiseta fue retirada de los establecimientos ante un previsible boicot.
¿Pero qué separa la admiración de la obsesión? La psicóloga Noelia Sancho, de la
Fundación Eduardo Punset, explica que el fenómeno fan "suele aparecer sobre todo en la adolescencia, y tiene que ver con la búsqueda y definición de la propia identidad".
Sin embargo, cuando las bajas pasiones que se desatan en ese periodo concreto de la vida no se resuelven por generación espontánea llegan los stalkers, es decir, perfiles rayanos con la psicopatología que pueden llegar a triturar a sus héroes. Margaret Mary Ray, una enferma de esquizofrenia y erotomanía (creencia de que alguien de un estatus más elevado está enamorado de uno) acosó durante años al presentador David Letterman y al astronauta Story Musgrave. Como Pradeep Manukonda, otro que tal baila, que
persiguió durante meses al fundador de FacebookMark Zuckerberg, a su hermana y a su novia.
sigue via
Washington D.C., 11 de febrero de 1964. Primera actuación de The Beatles en Estados Unidos.