Manuel Bordera está a punto de cumplir 71 años. "Me faltan sólo dos meses", puntualiza. Sus manos están curtidas por el paso de toda una vida dedicada a mimar artesanalmente la piel de los miles de zapatos que ha fabricado en el municipio alicantino de Elda (Alicante). Es esa pasión por el calzado la que le llevó, hace ya más de 25 años, a "llevarse el trabajo a casa". Empezó diseñar y construir zapatos en miniatura "en sus ratos libres" y ya acumula más de 200 diseños, totalmente distintos entre sí. Según él mismo explica, "les dedicaba mis ratos de ocio cuando salía de la fábrica y, poco a poco, la colección ha ido creciendo. Ahora que estoy jubilado realmente es cuando menos tiempo le dedico, aunque alguna cosilla sigo haciendo".
Sus modelos son tan minuciosos y exquisitos que es muy difícil distinguir las miniaturas de los modelos reales en los que algunos de sus piezas están inspiradas. "El secreto es dedicarles mucha atención y, sobre todo, que te guste el oficio. Si es así, el tiempo pasa volando", explica. Manuel Bordera no distingue un modelo en particular de entre todos los que ha fabricado, aunque reconoce que está especialmente orgulloso de aquellos que ha diseñado él mismo. Asegura que lo que más le atrae son los retos. "Siempre me han interesado los desafíos y los diseños más difíciles y complicados son los más atractivos de realizar. Si a ello le sumas la complicación de elaborar las piezas en un tamaño diminuto, el logro es todavía más satisfactorio". El resultado es tan espectacular, que el Museo del Calzado de Elda le dedicó el pasado mes de diciembre una exposición con sus modelos más atractivos. Compañeros como la diseñadora Chie Miara alaban el trabajo de Bordera y destacan cómo este artesano "se encarga de todo, desde los patrones a las hormas, el corte, el rebajado y el montaje. Todo el proceso, excepto el aparado que pide a sus compañeras de la fábrica. Es genial".
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