El escritor estadounidense dejó una huella en la literatura, despertó la admiración de una larga lista de autores universales: Mallarmé, Dostoievski, Stevenson, Nabokov, Lovecraf, Proust, Borges, Wilde o Víctor Hugo. Cortázar lo tradujo al español; Baudelaire lo hizo al francés. El creador norteamericano, que hoy celebraría 205 años, se convirtió en un clásico que aún vale la pena recordar.
A Poe se le considera uno de los grandes maestros del cuento. Dejó varios postulados que todavía se mantienen vigentes.
"Edgar Allan Poe fue un genio literario absoluto. Tuvo un dominio superlativo de todos los géneros y sentó las bases de algunos de ellos como el policial y la ciencia ficción. En su novela corta Los crímenes de la Rue Morgue crea la figura del primer detective analítico, Auguste Dupin, que posteriormente inspiraría a Conan Doyle para la definición de Sherlock Holmes y toda la literatura policial deductiva inglesa", dijo el venezolano Eloi Yagüe, que se acercó a la obra del escritor en su juventud.
La vida de Poe fue casi tan literaria como su propia obra. Hijo de una actriz inglesa y un actor estadounidense que hacían de artistas ambulantes, Poe nació en Boston en 1809. Los infortunios empezaron cuando apenas tenía dos años: quedó huérfano tras la muerte de su madre hasta que lo adoptó una familia de Richmond. Estuvo seis años de su infancia en varios colegios de Inglaterra antes de tener un breve paso por la Universidad de Virginia y otro igual de corto por la academia militar de West Point. Ya entonces, dicen sus biógrafos, era aficionado al alcohol.
La relación con su padrastro fue cada vez más difícil. A partir de ahí comenzó a ganarse la vida con la escritura: publicó un primer volumen de poemas para luego colaborar durante algunos años en periódicos y revistas en los que también ejerció la crítica literaria.
En 1833, Manuscrito en una botella ganó un premio que otorgaba un semanario de Baltimore, con lo que empezó a vender relatos a otros periódicos del país. Y así estuvo, incluso después de casarse con su prima Virginia Eliza Clemm en 1835, cuando ella sólo tenía 13 años y él 27.
La obra de Poe tiene algunos detalles propios de su vida. Se suele decir que sus tormentos influyeron en su escritura. "De algún modo eso se refleja en parte de su narrativa. Ligeia, que es uno de sus cuentos más famosos, está basado en una de las condiciones más caracterizadoras de la vida de Poe: a él le gustaban mucho las chicas jóvenes. Hay rasgos de la biografía de Poe que se transfieren a la obra, sin duda. No diría que toda su vida era vertida en su narrativa porque él también era un autor que construyó cuentos muy racionales", dijo el crítico Carlos Sandoval, otro lector del estadounidense.
Esa fue otra de las cualidades de la obra de Edgar Allan Poe: la racionalización de lo irracional. El escritor norteamericano escribió algunos relatos de una lógica casi científica. "Poe nos dejó la enseñanza de que lo profundamente racional y lo irracional puede estar mezclado en un mismo texto, en un mismo autor, en un mismo hombre, en una misma obra. Poe dejó cuentos llevados por aquel pensamiento de que la razón puede resolverlo todo.
Es fascinante ver como se mezclan componentes como la locura, el delirio, la enfermedad mental, las drogas, con otros elementos matemáticos", explicó el escritor Fedosy Santaella, que considera a Poe una de sus lecturas de formación.
A Santaella le gustaban los textos alucinantes, pseudofilosóficos, de Poe que le hacían pensar que entendía lo que leía. También su personalidad, su borrachera, su atracción por el misterio, la fantasía o el terror. Edgar Allan Poe sentía una predilección por lo oscuro, lo gótico. "Su obsesión era la muerte y la posibilidad de que hubiera vida más allá de ella. Eso lo llevó a escribir algunos de los cuentos y poemas más sombríos y misteriosos de la literatura occidental, pero plenos de una belleza sobrenatural", agregó Eloi Yagüe, que cree que Poe sucumbió ante sus propios fantasmas interiores desatados por el opio y el alcohol.
Las adicciones de Poe se acentuaron aún más tras la muerte de su esposa Virgina en 1947, víctima de una tuberculosis. A partir de ahí, enfermó.
Hasta que falleció dos años después. La muerte del escritor también envuelve un gran misterio: se dice que fue a causa de congestión cerebral, abuso de drogas, cólera, fallo cardíaco, suicidio. Peter Ackroyd, autor de la biografía Poe: A life cut short, señaló que en sus últimos días encontraron al creador en una taberna rodeado de una muchedumbre de bebedores y vestido con unas ropas raídas que, evidentemente, no eran suyas. Falleció el 3 de octubre de 1949 en un hospital de Baltimore. Hoy la literatura festeja una obra literaria que no muere.
dfermin@eluniversal.com
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