“Esa mujer me ha mirado para toda la vida.” Esta frase, confesada tiempo después al general Mariano Necochea, recordando el momento en que la vio por primera vez, resulta elocuente. Luego de aquel primer encuentro, San Martín volvió a ver a Remedios en las célebres tertulias que daba Mariquita Sánchez en su casa. En el curso de estos saraos iniciaron una relación signada por el deslumbramiento mutuo: San Martín había quedado encandilado por la juvenil belleza de Remedios y ella, por la esbelta estampa del militar. Este romance, en un principio sigiloso, rápidamente se hizo público y, luego de un brevísimo noviazgo, San Martín pidió la mano de la muchacha a su padre, Antonio de Escalada.
Este fue el primer tropiezo en la relación, que se anticipaba conflictiva: el padre de Remedios estaba encantado con el pretendiente; en cambio, su esposa, Tomasa de la Quintana, despreciaba al criollo de aspecto mestizo al que despectivamente llamaba “plebeyo”. Después de una ardua discusión conyugal, finalmente, le fue concedida a San Martín la mano de Remedios. Los novios se casaron el 12 de septiembre de 1812 en la Catedral de Buenos Aires. El general tenía 34 años y su esposa, 15.
Sin embargo, el matrimonio apenas convivió bajo el mismo techo en la casa de la Alameda, en Mendoza, durante poco más de dos años: los comprendidos entre fines de 1814 y comienzos de 1817. Durante esos dos felices años, el 24 de agosto de 1816, nació la hija única del matrimonio, Merceditas. Mucho se ha hablado de la abnegación de Remedios de Escalada; desde los manuales escolares hasta las biografías más lisonjeras han exaltado la sacrificada existencia de la esposa de San Martín con una exacerbación rayana con la santidad. Una vida consagrada a la eterna espera del marido que se sacrificaba por su patria. Sin dudas, los constantes viajes de San Martín, las campañas militares permanentes, eran razones más que comprensibles.
Pero, existían, además, otras circunstancias mucho menos conocidas y, en muchos casos, ocultadas con celo. ¿Qué había detrás de esta separación constante, de este matrimonio que permanecía unido sólo por breves momentos? La pareja se separó definitivamente en enero de 1817, cuando la pequeña Mercedes tenía apenas cinco meses: San Martín, en una decisión irrevocable, envió a su esposa e hija de regreso a Buenos Aires. ¿Cuáles fueron los motivos de la separación? La razón que con más frecuencia se ha esgrimido era la frágil salud de Remedios. Cierto era, también, que la esposa de San Martín padecía de tuberculosis, la cual se había agravado a consecuencia de su maternidad y, al decir del médico, el clima de Mendoza no resultaba beneficioso para el cuadro de la paciente.
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