El beso es un gesto simple y universal que se remonta a épocas antiguas y que, sin embargo, todavía nadie puede explicar. Antropólogos, neurólogos, biólogos, psicólogos y endocrinólogos tienen sus teorías. Hasta Einstein y Darwin se interesaron. Entonces, ¿por qué nadie puede decir cómo fue que comenzó y qué nos impulsa a hacerlo? Sheril Kirshenbaum, investigadora de la Universidad de Texas en Austin, recopiló una cantidad de estudios y observaciones de historiadores y sociólogos, expertos en el cerebro y en animales, y preparó un libro corto y curioso, La ciencia del beso: lo que nos dicen nuestros labios. ¿A qué conclusión llegó? A ninguna. El ósculo, o acto de besar, es una costumbre del 90 por ciento de las culturas en el mundo. Pero sí compiló una serie de datos tan interesantes como reveladores. Si pudiésemos descifrar su origen, dice Kirshenbaum, podríamos resolver una cantidad de misterios psicológicos y de la evolución que transformarían al beso en una herramienta increíblemente valiosa, más que en un gesto interesante. Por ahora, los científicos no pueden decidir si es algo instintivo, cultural, del ADN o todas esas cosas al mismo tiempo. Sospechan que es una práctica milenaria que puede haber comenzado en el olfato. El primer saludo con un beso, según algunos antropólogos, puede haber sido a través de la nariz, una forma de reconocer a una persona y observar su estado físico a través de sus olores. Hay diferencias de género en el fenómeno, asume Kirshenbaum. "Muchas investigaciones coinciden. Los hombres tienden a describir el beso más bien como un medio para conseguir un fin, en la esperanza de que pase algo más, mientras que lo que le importa a la mujer es el beso en sí mismo``. historia. Los primeros besos humanos fueron documentados en el 1.500 antes de Cristo, en los textos en sánscrito védico que sirvieron como base para la religión hindú. Uno describe la práctica de oler la boca. Otro habla de cómo un "joven caballero de la casa lame repetidamente a una joven mujer``, lo que podría aludir a un beso o a una caricia. Hacia el final del período védico, Satapatha Brahmana habla de amantes "que pegan sus bocas`` y una tempranera ley hindú cuestiona a un hombre que "bebe la humedad de los labios`` de una esclava. De allí, al menos en la India, el beso pasó al Kama Sutra, la guía sexual del siglo III que incluye un capítulo entero dedicado exclusivamente a la práctica del ósculo. En el mundo de Heródoto, de acuerdo con sus Historias del siglo V a.C., los besos persas van desde labio con labio entre las personas de una misma clase hasta labio con pie cuando se trata de dos personas de clases opuestas. El emperador romano Calígula hacía que sus súbditos le besaran los pies, una costumbre que se mantuvo a lo largo de la Edad Media. En 1861, Charles Dickens dijo que la costumbre de besarles los pies a los Papas de la Iglesia Católica era un acto de esclavitud y humillación. El beso labio con labio, mal visto por muchos que lo consideraban algo sucio, iba adonde iban los europeos y así fue que el estilo occidental se popularizó. Kirshenbaum calcula que más de 6.000 millones de personas unen sus labios con fines sociales o románticos cotidianamente. El alemán tiene 30 palabras para aludir al beso, incluida una, nachkussen, que se refiere a un beso que compensa los que no ocurrieron. El labio humano está lleno de nervios sensibles a la presión y otras formas de estímulo. Son motorcitos perfectos y zonas erógenas, dado que el menor contacto estimula buena parte del cerebro. via :
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