14 may 2011

El pugilismo y tres escritores latinoamericanos

Este deporte es un motivo recurrente en la literatura larinoamericana. Muchos autores incursionaron en ese mundo. Un repaso de la relación entre letras y "uppercuts".

A pesar de tratarse de un deporte muy cuestionado por su cuota de violencia, el boxeo contó entre sus filas de fanáticos a varios escritores latinoamericanos que llevaron luego a sus textos personajes, escenarios y experiencias de ese mundo de cuadriláteros, guantes y pesos pesados. Algunos autores llegaron incluso a utilizar el boxeo como explicación para la vida y la literatura.

Larga relación entre escritura y boxeo

Los argentinos Julio Cortázar y Roberto Arlt, por ejemplo, se declararon apasionados seguidores de las peleas y hasta se animaron a subirse al ring y probar con algunos golpes. Y Juan Pablo Meneses, cronista chileno, retrató detalladamente los sueños de los púgiles principiantes que participan de un Campeonato Juvenil en su país.

Más allá del dilema planteado por algunos estudiosos acerca de si es la literatura la que le debe mucho al boxeo o viceversa, lo cierto es que la relación entre escritores y boxeadores tiene una larga tradición en latinoamérica y no pasa desapercibida en la historia de la literatura en español.


Arlt, el boxeo y la gramática de la lengua española
En una de sus famosas aguafuertes, publicadas originalmente en el diario El Mundo, Roberto Arlt escribe una inteligente respuesta a Monner Sans, quien cuestionaba cierta "deformación" de la lengua operada por las clases populares porteñas en la composición del léxico propio del "lunfardo". Frente al ataque del intelectual, Arlt replica con un buen gancho izquierdo en el texto titulado El idioma de los argentinos, donde establece una comparación entre boxeo y gramática.

"Cuando un señor sin condiciones estudia boxeo, lo único que hace es repetir los golpes que le enseña el profesor. Cuando otro señor estudia boxeo, y tiene condiciones y hace una pelea magnífica, los críticos del pugilismo exclaman: ¡Este hombre saca golpes de `todos los ángulos'! Es decir, que, como es inteligente, se le escapa por una tangente a la escolástica gramatical del boxeo. De más está decir que éste que se escapa de la gramática del boxeo, con sus golpes de "todos los ángulos", le rompe el alma al otro (...) Con los pueblos y el idioma, señor Monner Sans, ocurre lo mismo. Los pueblos bestias se perpetúan en su idioma, como que, no teniendo ideas nuevas que expresar, no necesitan palabras nuevas o giros extraños; pero, en cambio, los pueblos que, como el nuestro, están en una continua evolución, sacan palabras de todos los ángulos", explica Arlt en su aguafuerte.

En la literatura de Arlt, la analogía del boxeo es suficiente argumento para desarmar a cualquier defensor de la Academia española.

Cortázar, el Torito, la novela y el cuento

Una de las obras en las que mejor puede visualizarse la afición de Julio Cortázar por el box es en el cuento Torito, incluido en Final del Juego. En ese relato, el argentino construye un personaje-narrador muy particular: un boxeador enfermo y ya decadente que recuerda, en la historia, sus momentos de gloria, sus penas y sus sacrificios.

Pero, además de recurrir al boxeo para estructurar sus narraciones, Cortázar utiliza sus conocimientos del deporte para establecer las diferencias entre dos grandes géneros de la literatura: la novela y el cuento. En su Obra crítica el autor sostiene que en el combate que se establece "entre un texto apasionante y su lector, la novela gana siempre por puntos, mientras que el cuento debe ganar por knockout".

La referencia a un universo probablemente más conocido por los lectores -como lo es el boxeo- le permite al autor dilucidar, magistralmente, objetos complejos como los géneros literarios.

Meneses, un recorrido por las canteras del boxeo chileno
Juan Pablo Meneses es famoso por sus crónicas de viaje. De hecho, lo que lo transforma en un cronista interesante y perspicaz es su capacidad de observar la realidad desde una óptica de relaciones que no cualquiera podría establecer de un simple vistazo. Así, en la crónica titulada Los niños no sangran, del libro Equipaje de mano, el periodista propone un recorrido por el mundo del box juvenil a partir de su visita a un Campeonato Nacional de Boxeo Amateur que se desarrolla en la localidad de Lautaro, en la novena región chilena.

En su relato, además de describir las experiencias de los jóvenes aspirantes al título de box, Meneses se ocupa también de narrar la historia de Jorge Tellier, el poeta y orgullo local que también profesaba su fanatismo por los cuadriláteros.

"Me gustan los boxeadores, son muy parecidos a los poetas, están solos frente al público lector y al adversario, que es el crítico literario. Son solitarios y saben que aunque ganen, igual al final, van a perder", cuenta Meneses que solía afirmar Tellier.


via: @libreros / Suite101: Boxeo y literatura, una relación prolífica

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