"Fallas de diagnóstico. Pérdida del rumbo. Inseguridad. Nerviosismo. Soledad. Autodefensa. Irascibilidad. Todo eso se acumuló detrás de la decisión que cambió por completo el escenario político y económico del país. Néstor Kirchner jugó a adelantar cuatro meses las elecciones legislativas presionado por un cuadro anímico bastante alejado de la intuición del líder que se realimenta del sentimiento de las masas o de la frialdad del estratega florentino que mueve sus piezas con visión de futuro, los dos clásicos perfiles históricos que diferencian los modos de ejercer el poder. No hubo en este caso póquer ni ajedrez; apenas un jugador acorralado que “racionaliza” su incipiente decadencia. “Kirchner se enamoró del personaje que cree representar, el que va a cambiar la historia”, comenta, fastidiado, un legislador nacional todavía leal que lo conoce como pocos. “Se siente acorralado; si pierde, se va”, apuesta. No resiste la idea de haber fracasado en el intento y, tal vez, retirarse antes de tiempo de su Gobierno, el de su esposa, la Presidenta. “Ya no estoy para el 2011, vos tenés que seguir con este modelo”, conmovió Kirchner a Daniel Scioli poco antes de la derrota en Catamarca."(Nota revista Noticias)
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