Carlos Ulanovsky y Pablo Sirvén escribieron Qué desastre la TV! (pero cómo me gusta...)
La Nación publica un reportaje a los autores:
P.S.: El "desastre" se cuenta muy bien en las primeras páginas del libro, en las que Carlos contrasta la TV de 1999 y la de 2009. Hace diez años ya se empezaba a destrozar la pantalla, pero nunca se llegó a tanto como en este tiempo. Un ejemplo son los exabruptos de Maradona tras el partido Argentina-Uruguay. La TV los incorpora rápidamente, se rasga las vestiduras de manera cínica y sin embargo, no deja de repetirlos, lo que en definitiva es una forma de autorizarlos.
C.U.: Pero no sólo eso. El escándalo que generaron los exabruptos de Maradona (y para mí él estuvo mal, porque no era ni el momento ni el lugar para soltar insultos que lo desmerecen y lo desautorizan) pone en evidencia una peligrosísima ola de vulgaridad y enemistad profunda con la sofisticación o el refinamiento, algo que es la principal tendencia de la televisión actual. Si uno se sienta a ver la tele de la tarde en Buenos Aires, hay una enorme cantidad de programas que son la quintaesencia de esa vulgaridad manifestada por Maradona.
Héroes y cómplices en la vitrina nacional
Sin embargo, el mayor estallido de sensacionalismo se generó no por un reality sino cuando el canal digital Sky Real Lives puso en el aire a fines de 2008 un film documental que trataba sobre el suicidio asistido de un enfermo de un mal neurológico degenerativo y probablemente terminal. Los grupos antieutanasia europeos pusieron el grito en el cielo por lo que consideraron un inaceptable exceso, pero la estación de televisión registró un notable aumento en su audiencia y tuvo como aval el hecho de que la familia del enfermo y la crítica especializada valoraran la calidad de realización del documento.
Qué ves cuando me ves
En 2005, en la Argentina se produjo Transformaciones, antes y después , que mostraba los cambios en personas comunes que decidían someterse a cirugías de variada complejidad y con las que aspiraban a generar una modificación importante en sus vidas. La segunda temporada sólo admitió a personajes públicos (eso que la televisión generaliza como "famosos") para ingresar al quirófano. En su tercer ciclo -siempre conducido por Karina Mazzocco-, el rebuscamiento llegó a un grado insólito, porque Transformaciones seleccionó a sus protagonistas entre personas que habían sufrido daños físicos graves en situaciones como la explosión de la fábrica militar de Río Tercero, Córdoba, o en la tragedia de Cromañón.
El morbo sin límite de los realities
"En los últimos tiempos han surgido, por ejemplo, muchos programas de humor que no han sido capaces de convocar al público de manera significativa y que suelen repetir personajes que han tenido escaso éxito. La única excepción es, quizás, uno de los mejores programas argentinos de televisión y al mismo tiempo el más efímero: Peter Capusotto y sus videos.
Nuestra televisión se ha vuelto definitivamente autorreferencial. Todo lo que se emite parece haber sido hecho sólo para que otros programas hablen de ellos. En este panorama, crece lo que podríamos denominar "nuestra televisión bizarra". Se trata de programas de difícil clasificación, con figuras que no aspiran ni a la calidad ni a la innovación, sino a ser consumidas por sus rarezas (un recurso que el circo utilizó en el siglo XIX y XX). El mejor ejemplo es el programa conducido por Anabela Ascar (Hechos y protagonistas), donde se presenta al personaje más difícil de clasificar y entender en toda la historia de nuestra pantalla, la inefable Zulma Lobato."
Una TV autorreferencial que ha perdido el rumbo
fuente:ADNcultura
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