13 feb 2010

The Ghost Writer

Ccuando el canal Arte alemán conectó en directo con la alfombra roja de la Berlinale mientras Pierce Brosnan y Ewan McGregor acudían a la presentación de The ghost writer, seguro que Roman Polanski estaba delante del televisor, en el salón de su mansión de Gstaad, donde permanece bajo arresto domiciliario por un antigua denuncia en EEUU de abuso de menores y desde donde dio los últimos retoques a su película antes de enviarla al certamen.

En cualquier caso, ya casi estaba acabada antes de la detención de Polanski en septiembre. «En agosto acabó un primer montaje, y un primer montaje suyo es como un montaje definitivo para otros directores», relataba ayer el productor, Robert Benmussa. Tanto a él como al reparto, dijo, se les hacía raro que Polanski no estuviera allí, frente a la prensa.

Era raro. «Me enteré de su detención por SMS y me impactó mucho. ¿Por qué ahora?, me pregunté». Afortunadamente, ni él ni McGregor ni la actriz Olivia Williams sacaron las pancartas. Se limitaron a repetir lo bien que dirigió The ghost writer.

Se entiende perfectamente que Polanski decidiera adaptar el libro homónimo de Robert Harris, porque la película contiene muchos temas habituales en sus trabajos previos –conspiraciones en la sombra, personajes aislados en un entorno opresivo– y, en concreto, más que obvias conexiones con El quimérico inquilino. Ayer, Harris se esforzó por definirla también como un thriller político de rabiosa actualidad, en tanto que establece oscuras conexiones entre el Gobierno británico, la CIA y la guerra de Irak.

Sin embargo, poco hay del cine conspiranoico que Pakula y Pollack hacían en los 70 en esta intriga más bien convencional que abraza sin reparo los vicios más socorridos del género, como las pistas falsas, las improbables y repentinas revelaciones y la nula caracterización de los personajes –esto último tiene lógica: aquí el protagonista es un autor de libros que otros firman, un hombre sin identidad—. Pero Roman Polanski es perro viejo: gracias a su pericia dosificando información y aumentando la tensión, The ghost writer acaba convenciendo.






via:elperiodico

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